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Directora de Producción en Cajetas Lugo y Sayula Etiqueta Naranja

Guardiana de una dulce tradición

“El líder es quien no teme decir ¡lo vamos a hacer! Es quien hace punta de lanza con el ejemplo. Un buen líder también sabe hacerse a un lado cuando es necesario para que otros tomen su lugar, pero no deja de apoyar.”

Claudia Lugo López dirige una empresa jalisciense con más de cien años de historia, pero también resguarda la esencia de un legado familiar que, durante tres generaciones, ha endulzado la vida de consumidores en México y otros países, gracias a un producto típico de Sayula: la cajeta de leche.
Directora del área de Producción en la empresa detrás de la reconocida marca Cajetas Lugo y Sayula Etiqueta Naranja, Claudia encarna el equilibrio perfecto entre tradición y evolución. Representante activa de las mujeres en la industria confitera, la Cámara Alimenticia de Jalisco la reconoció en 2024 como la Mujer Empresaria del Año. Esta distinción es apenas una muestra de su impacto como líder que, más que productos, impulsa el orgullo de su tierra.
Sin embargo, su dedicación y responsabilidad como empresaria no se anteponen a su mayor amor en la vida: sus hijos, admite la entrevistada.

Herencia y vocación
Desde niña, Claudia estuvo pudo ver el esfuerzo de sus padres y abuelos, quienes forjaron la empresa familiar desde cero. “La tradición la inició mi bisabuelo. Luego los hijos fueron creando sus propias empresas”, indica. Su padre fundó una fábrica en 1972, y durante 53 años cultivando el oficio heredado de sus mayores, la familia Lugo consolidó el prestigio de su marca.
Aunque su primer sueño fue convertirse en arqueóloga, su inclinación natural por los negocios y el ejemplo incansable de sus padres la guiaron hacia la administración. Estudió en el Instituto Tecnológico de Ciudad Guzmán y, aunque su padre le pidió ganar experiencia fuera del negocio familiar, el destino la llevó de regreso a Sayula en un momento crítico para la empresa.
Finalizaba 1994 y comenzaba una de las peores crisis económicas de la historia de México. La devaluación del peso y el imparable aumento en las tasas de interés amenazaban la estabilidad de las empresas. Lo que en aquel momento podría haber sido una pérdida familiar se convirtió para Claudia en su misión: rescatar y fortalecer el legado.

Visión de futuro
Con paso firme, Claudia fue asumiendo responsabilidades clave dentro de la empresa. Se ganó su lugar desde el conocimiento del proceso productivo hasta la institucionalización de la administración. Junto con su hermano dio nuevos aires a la marca, llevándola a ferias nacionales e internacionales. Gracias a estos esfuerzos, Cajetas Lugo encontró su lugar en mercados tan lejanos como Chicago y Los Ángeles, a donde la llevaron exportadores ajenos a la empresa, pero quienes reconocieron la calidad del producto jalisciense.
Para Claudia, ser líder no se trata de dar órdenes, sino de hacer punta de lanza con el ejemplo, de saber cuándo guiar y cuándo hacerse a un lado por el bien común. Su visión de liderazgo está profundamente ligada al servicio y al compromiso social.

Inspirada por el ejemplo de su madre
Detrás de su entusiasmo y su temple para enfrentar desafíos está el ejemplo inspirador de su madre, una maestra y líder comunitaria. “Mi mamá no tenía miedo de estar donde supuestamente solo los hombres podían estar”, recuerda Claudia. Esa naturalidad con que su madre rompía estereotipos dejó una huella profunda en ella. Nunca vio los límites como obstáculos reales, porque en su casa se vivía la equidad sin necesidad de proclamarla. El trabajo comunitario, la entrega al prójimo y el liderazgo femenino siempre formaron parte de su vida cotidiana.

Maternidad: su mayor motor
Claudia es madre de dos hijos, y aunque dirigir una empresa familiar exige tiempo y energía, jamás dejó que eso le impidiera estar presente en los momentos clave de su maternidad. En su opinión, la maternidad es “un regalo maravilloso del universo, y también la mayor responsabilidad que una mujer puede recibir”. Como mujer empresaria, en un entorno sin horarios, combinó juntas de negocio con festivales escolares, la producción con tareas escolares, y viajes de trabajo con tiempo de calidad. El trabajo nunca fue un obstáculo, sino una extensión del hogar. “La maternidad es mi motor. Educar con el ejemplo ha sido mi misión principal”, confiesa.

Gratitud, unidad y respeto
Claudia vive bajo tres principios que también ha transmitido como madre y como empresaria: unidad familiar, respeto a los colaboradores y gratitud por el trabajo. Su historia demuestra que ser mamá no es una limitante, sino una fuente inagotable de fuerza, empatía y determinación.
Hoy celebra los logros de su empresa y el reciente reconocimiento de la cajeta de Sayula como un producto distintivo de la región a través de la figura de Indicación Geográfica otorgada por el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI), con la satisfacción de haber contribuido a ubicar a su municipio en el mapa nacional e internacional.

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