Terrenos en riesgo: cómo proteger y desarrollar tu inversión con estrategia

Poseer un terreno es poseer una promesa de futuro. Sin embargo, sin la estrategia adecuada, esa promesa puede convertirse en una carga. En esta segunda entrega sobre desarrollo inmobiliario, exploramos los riesgos que enfrentan los propietarios de terrenos y cómo la falta de acompañamiento profesional puede transformar un activo en un problema. Si tienes un terreno listo para desarrollarse, este artículo es para ti. Por Carlos Enrique Garcés Ventosa
Uno de los riesgos más inmediatos es la invasión. Terrenos abandonados o mal vigilados son blancos fáciles para ocupaciones ilegales, lo que genera costos legales y pérdida de control. Otro peligro es adquirir terrenos que fueron ejidos o propiedad comunal sin una due diligence exhaustiva. Estos casos suelen implicar derechos de uso compartido o disputas de titulación que pueden paralizar un proyecto durante años. Además, el desafío financiero es notable: un terreno comprado en “centavos” puede hoy valer millones, pero el alto impuesto sobre la renta al venderlo o desarrollarlo puede erosionar las ganancias si no se planea con antelación.
El desconocimiento de posibles fuentes de capital agrava la situación. Muchos propietarios enfrentan dificultades para financiar permisos, la construcción y la comercialización, recurriendo a préstamos costosos o vendiendo a precios bajos, por desesperación. La factibilidad de dotar al predio de servicios —agua, electricidad, drenaje— es otro obstáculo. Sin estudios previos, un terreno puede resultar inviable para el uso planeado, dejando al dueño con un activo inútil. Y ni hablar de los permisos: la burocracia y los retrasos pueden convertir un proyecto prometedor en una pesadilla administrativa.
Todos estos riesgos se amplifican cuando no hay acompañamiento profesional. Sin expertos que evalúen, planifiquen y ejecuten, los propietarios toman decisiones a ciegas, desde la compra hasta la entrega. La falta de estrategia compromete el proyecto y abre la puerta a errores costosos y conflictos sociales, como tensiones con comunidades vecinas o inversionistas descontentos.
Este escenario resalta una brecha crítica en el sector inmobiliario mexicano. A diferencia de los sectores de seguros y de inversiones, regulados por entidades federales como la CNBV y la CNSF, campos en los que México es un referente internacional, no existe un marco robusto para el desarrollo inmobiliario. Actualmente, solo contamos con un estándar de competencia de CONOCER; es un paso inicial, pero insuficiente. La educación, la formación y la regulación en el sector están rezagadas, dejando a los empresarios vulnerables a la ignorancia y la ambición desmedida que, sin control, traen fracasos previsibles.
La solución comienza con la profesionalización. Un equipo especializado puede identificar riesgos desde el inicio: verificar títulos de propiedad, planificar el financiamiento con bancos, fondos de inversión o socios estratégicos, y asegurar la viabilidad técnica y legal del proyecto. Herramientas como Building Information Modeling (BIM) y contratos claros pueden optimizar el diseño y las finanzas, mientras un enfoque integral evalúa la comercialización y la sostenibilidad a largo plazo. En un sector donde la confianza es la base, contar con asesores capacitados transforma un terreno en una inversión segura y un legado duradero.
A ti, dueño de un terreno, te invito a actuar. No dejes que la falta de conocimiento o la ausencia de regulación conviertan tu activo en un problema. Busca acompañamiento profesional para convertirlo en un desarrollo que genere riqueza, impacto y orgullo. Tu terreno tiene el potencial de ser más que un espacio; puede ser un legado para tu familia y tu comunidad. El futuro del patrimonio inmobiliario depende de cómo lo construyas hoy. ¿Estás listo para dar el primer paso?