septiembre 12, 2025

El enemigo invisible que ya vive en tu casa

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CIBERSEGURIDAD-03

Entre correos que abrimos sin pensar, contraseñas repetidas y redes Wi-Fi públicas, los ciberataques no solo ocurren en las películas de espías. Están aquí, ahora, silenciosos y letales. Y si no lo has notado, tal vez ya seas víctima sin saberlo. Por Alma Balderas.

Un hacker no necesita pasamontañas ni un cuarto oscuro con luces rojas. A veces basta con un clic descuidado en tu celular para que todo se haga público: tus fotos, tus datos bancarios, tus chats, tu identidad digital. La ciberseguridad, ese concepto que antes parecía cosa de grandes corporativos, hoy es una necesidad tan básica como cerrar con llave la puerta de tu casa. Y, sin embargo, seguimos dejándola abierta de par en par.

Los ciberataques son tan comunes como el café por la mañana. Ya no solo afectan a bancos o gobiernos: tú, yo, nuestras abuelas con su cuenta de Facebook, también somos blancos. Según el informe de Fortinet 2024, México sufrió más de 187 mil millones de intentos de ciberataque durante el año, por lo que es uno de los países más afectados en América Latina. ¿Te parece exagerado? Piénsalo la próxima vez que te conectes a una red pública en el aeropuerto o pongas “123456” como contraseña.

De qué hablamos cuando hablamos de ciberataques
Ransomware, phishing, malware, robo de identidad… palabras que suenan técnicas, pero que podrían convertirse en tu peor pesadilla. ¿Sabías que el ransomware puede bloquear todos los archivos de tu computadora y pedirte rescate en criptomonedas para recuperarlos? ¿O que un simple link en un mensaje de texto puede llevarte a una página falsa, idéntica a la de tu banco? Así es como el crimen organizado se reinventa en versión digital.

Y no es un problema exclusivo de adultos con tarjetas de crédito. Los niños, adolescentes y personas mayores son objetivos frecuentes. Los primeros, por compartir datos sin pensar; los segundos, por no tener herramientas para identificar el engaño. En 2024, la Condusef alertó que los fraudes digitales crecieron en 25% con respecto al año anterior. El blanco más común: usuarios de entre 18 y 35 años.

La serie documental Web of Make Believe (Netflix) explora, entre otros casos, cómo el internet se convirtió en terreno fértil para delitos como el doxxing, el fraude y el swatting. Con testimonios reales, muestra cómo la vida digital puede tener consecuencias físicas, muy reales… y muy peligrosas.

Cuando la vida digital se convierte en campo de batalla
Un caso reciente: en marzo de este año, una universidad pública en México fue víctima de un ataque de ransomware que paralizó sus sistemas administrativos por semanas. Se suspendieron clases, pagos y servicios básicos. Lo más grave no fue el caos logístico, sino la filtración de datos personales de miles de estudiantes y profesores.

Otro: en redes sociales, influencers y microempresas han sido víctimas de secuestro de cuentas. ¿El modus operandi? Suplantación de identidad, ingeniería social, robo de contraseñas. De un día para otro, tu negocio digital puede desaparecer si no tienes autenticación en dos pasos o una copia de seguridad.

¿Y qué está haciendo el Estado?
Puebla es una de las primeras entidades en legislar de forma específica en materia de ciberseguridad. En 2024 se aprobó una reforma que tipifica el robo de identidad digital y establece sanciones para el acoso cibernético. Aunque falta mucho por recorrer, es un paso hacia el reconocimiento del entorno digital como espacio legal que merece ser protegido.

A escala nacional existe la Estrategia Digital de Seguridad, pero aún no hay una ley federal integral que regule los delitos cibernéticos con la profundidad que el contexto actual exige. Por eso, la prevención sigue siendo la mejor defensa.

Pequeñas acciones, grandes blindajes
No todo está perdido. Protegerte es más fácil de lo que crees: usa contraseñas seguras (y distintas), activa la verificación en dos pasos, desconfía de correos o mensajes que te pidan datos, no conectes tu dispositivo en cualquier puerto USB público. En resumen: navega con la misma cautela con la que caminarías por una calle solitaria.

La ciberseguridad ya no es opcional. Es la nueva higiene digital. Y así como nos lavamos las manos para evitar enfermedades, deberíamos limpiar nuestros hábitos en línea para evitar tragedias invisibles.

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