Fernando García de Llano Valenzuela

Empresario desarrollador de hoteles y expresidente de la Cámara Americana de Comercio (AmCham) Guadalajara
Idealista, empeñado en dejar un mundo mejor para las nuevas generaciones y poseedor de un distintivo bigote que le da un aire quijotesco, Fernando García de Llano Valenzuela demuestra que abrir un hotel es abrir una puerta al mundo. Pero también que, cuando se abren con visión, pasión y generosidad, esas puertas nunca se cierran.
Por Gabriela Chávez, Fotos José Topete
Para este empresario, la hotelería no se trata solo de camas disponibles y tarifas competitivas, sino de emociones. “Un buen hotel da hospedaje, y también te deja una buena experiencia que recordar”, afirma el fundador y presidente del consejo de administración del Grupo Desarrollador Hotelero (EIP) y del Patio Azul Luxury Hotel de Puerto Vallarta, Jalisco.
En su opinión, gran parte del éxito en este sector está en la capacidad de provocar asombro, de envolver a cada huésped en una experiencia que trascienda la estadía. “Si al abrir la puerta de una habitación el viajero no siente algo distinto, entonces fallamos”, dice con la convicción de quien ha convertido esa visión en el núcleo de su trabajo.
En los últimos veinte años, García de Llano ha desarrollado varios hoteles. Destacan los del centro histórico de Guadalajara: Hotel Alcázar, Don Quijote y Best Western, que antes era el Hotel Hermanos Reyes. “Este último me enorgullece mucho, porque lo llevamos de la nada a tener una bandera internacional y ser tres veces premiado como el mejor hotel de Latinoamérica”, indica.
“El líder inspira a los demás a lograr cosas importantes. Cosas que las personas no imaginaban que pudieran hacer. Un líder sabe llevar a su equipo por la ruta correcta para alcanzar un beneficio como grupo, pero también un beneficio para la comunidad.”
La inesperada ruta de un hotelero apasionado
Con más de treinta años de trayectoria como empresario, fundador de más de veinte compañías y líder en organismos como la Cámara Americana de Comercio (AmCham) capítulo Guadalajara, García de Llano es mucho más que un hotelero: es un narrador de vivencias y diseñador de momentos. Hace más de dos décadas, el empresario comenzó a invertir en hoteles, aunque sus estudios en Administración de Sistemas Informáticos en el ITESO no tenían relación con la actividad turística. Sin embargo, la vida y el gusto por el sector lo fueron llevando a esta posición, para la cual no ha dejado de capacitarse e imponerse retos, pues actualmente cuenta también con un MBA en Alta Dirección por el Tec de Monterrey.
La experiencia de adquirir y remodelar el histórico Hotel Hermanos Reyes en Guadalajara fue su verdadero bautizo de fuego en la hotelería. “Era un hotel en ruinas. A mí me tocó levantarlo, darle marca, operarlo. Fue un reto tremendo, pero también la confirmación de que esto era lo mío.”
A partir de ahí, no hubo vuelta atrás. Fundó Grupo Desarrollador Hotelero EIP y se lanzó a crear espacios que contaran historias. Espacios que no se parecieran entre sí, que sorprendieran al viajero desde el primer paso.
Jóvenes, el motor del turismo moderno
En un momento crucial en su carrera, García de Llano tomó un curso de Alta Dirección y Transformación Digital que desafió sus certezas: “Me creía todo un empresario, muy hecho, hasta que me hicieron una pregunta brutal: ¿por qué tu hotel no debería desaparecer en los próximos tres meses?”. De esa crisis de pensamiento nació una claridad: el turismo del futuro sería impulsado por los jóvenes, y eso transformó su visión del negocio. “Hoy los menores de 35 años gastan tres veces más que los mayores, y buscan vivir experiencias, no solo hospedarse. Quieren llegar a un hotel y que ese lugar les diga algo, que tenga una energía especial, una historia, una estética que inspire.”
Este nuevo perfil de turista es la apuesta del presidente y directivo de EIP. Sabe que el joven que viaja para meditar en la India o ir a un concierto en Berlín, que busca sorprenderse al abrir la puerta de su habitación, que aprecia tanto un rincón bohemio en la Colonia Americana de Guadalajara como una terraza con vista al mar en Puerto Vallarta es la base de su negocio.

Una experiencia que va más allá de la decoración
Una experiencia turística no es algo que puedas embotellar, pero sí puedes diseñarla. “Puedes cuidar cada detalle para que alguien recuerde su viaje toda la vida”, considera Fernando. Por eso, sus hoteles no se construyen solo con ladrillos, sino con narrativa. En su visión, no importa si el turista llega en un vuelo con cinco escalas o en avión privado: todos buscan lo mismo, vivir algo auténtico. “Puede ser un hotel de lujo o un Airbnb sencillo, pero debe tener alma.” Esa filosofía se ha materializado en lugares como Luxury Patio Azul en Puerto Vallarta o los nuevos desarrollos en Miami y Guadalajara bajo la marca WorldHotels. En estos espacios, el diseño, la ubicación y la atmósfera invitan al viajero a sentirse parte de algo más grande.
Su apuesta: democratizar el negocio
Tradicionalmente, la hotelería ha sido un club cerrado. Los grandes hoteles pertenecen a grandes familias o fondos corporativos. García de Llano quiere cambiar eso: “La hotelería debe democratizarse. Todos deberían tener acceso a los beneficios del sector”, asegura. A través de EIP, ha impulsado un modelo de inversión accesible para personas con distintos niveles de capital. “No necesitas mil millones para ser parte de este mundo. Puedes empezar con uno, dos, tres o diez millones, aprender el negocio y crecer desde ahí.” El objetivo es claro: hacer de la hotelería una poderosa herramienta de desarrollo económico local, generar empleos y, al mismo tiempo, ofrecer rendimientos atractivos respaldados por activos inmobiliarios con plusvalía. “La joya del mundo inmobiliario son los hoteles”, comenta el empresario de manera contundente.
Resiliencia, liderazgo y comunidad
Durante la pandemia de coronavirus, cuando muchos optaron por cerrar, Fernando decidió mantenerse firme. “No podía dejar a mi gente sin empleo. Aposté por la lealtad, y eso nos hizo más fuertes.” Hoy reconoce que fue una de las decisiones más valientes y valiosas que ha tomado. El sector turístico demostró ser resiliente, y los hoteles que lograron mantener su operación están ahora mejor posicionados. “El turismo se recuperó porque la gente necesita viajar, necesita vivir”.
En su visión, la hotelería no es solo un negocio, es una comunidad. Por eso insiste en que el éxito está en el equipo: empleados motivados, bien capacitados, tratados con dignidad. “Un hotel no se sostiene sin gente comprometida”.

Turismo, motor del futuro para México
Jalisco, dice, es una gema turística que apenas empieza a brillar. Más de 33 millones de turistas visitaron Puerto Vallarta en 2024, superando incluso a Quintana Roo. “Guadalajara ya no solo recibe turismo de negocios. Hoy es cultura, gastronomía, espectáculos, tradición y modernidad.”
En el horizonte del empresario está el nuevo WorldHotels Acueducto, un desarrollo en la zona diamante de Guadalajara, diseñado para ejecutivos, pacientes de turismo médico atendidos en hospitales de la zona de Andares, y también para quienes buscan una experiencia urbana sin igual. “Hay demanda, hay potencial, y hay que ofrecer más que camas: hay que ofrecer vivencias.”
Finalmente, Fernando subraya una necesidad clave: formar nuevos talentos con habilidades blandas y tecnológicas, y el dominio de idiomas. “Ser buen anfitrión es parte de nuestro ADN. Si a eso le sumamos profesionalismo y cultura global, México puede liderar el turismo del futuro.”
Hombre de compromiso
Y aunque es un apasionado del turismo, también lo es de la lectura, los autos antiguos y, sobre todo, de su familia: “Ser papá es mi actividad principal”, admite. Fernando ha edificado su carrera entre empresas, consejos empresariales y una constante: la búsqueda de una sociedad mejor, desde el sector privado.