Juanita Velasco López

Vicepresidenta de CANACAR Occidente, presidenta y directora general de TLW Freight
Empresaria transportista, con una ruta clara al éxito
“Para mí, ser líder es una gran responsabilidad. Como mujer, se piensa que la única tarea es sonreír y caer bien. Pero liderar implica ser un ejemplo, para que la gente a tu alrededor, la gente cercana y quien viene detrás de ti, siga el camino correcto.”
En un entorno tradicionalmente masculino como el de la industria del transporte de carga, destaca con fuerza la figura de Juanita Velasco López, una mujer que ha desafiado estereotipos al fundar y dirigir su propia empresa en este complejo sector. Además, es la primera en ocupar la vicepresidencia de la Cámara Nacional del Autotransporte de Carga (CANACAR) en la zona Occidente. Poco después de asumir el cargo en el organismo empresarial, sus compañeros la vieron con recelo. Sin embargo, con el talento que le permitió fundar y dirigir exitosamente una de las mayores empresas de autotransporte en México, TLW Freight, los resultados de Juanita siguen hablando por sí solos.
Su historia no es la de una heredera empresarial, sino la de una mujer que fundó su propia compañía desde cero y que con esfuerzo, inteligencia y empatía consolidó su posición entre las principales empresas de logística internacional de Jalisco y de México.
La maternidad desde otro ángulo
Juanita no tiene hijos, pero su concepto de maternidad es amplio y profundo. Intentó ser madre recurriendo a la ciencia médica, pero no lo logró. Le costó aceptarlo, pero con el tiempo entendió que su misión también podía realizarse de otra manera: siendo una figura maternal para sus hermanos, sus doce sobrinos y sus colaboradores. “Al generar empleos, muchas familias dependen de mis decisiones. Esa es una responsabilidad enorme”, reflexiona. Su espíritu maternal se refleja en el cuidado hacia su equipo, en escuchar sus necesidades, darles una remuneración justa y crear un entorno donde priven el respeto y la empatía.
Su madre, quien no trabajaba fuera del hogar, se afanaba mucho por sus hijos. Ella inculcó en Juanita valores esenciales que hoy son parte de su vida y su empresa. “Un vaso de agua y un taco no se le niegan a nadie”, recuerda que le decía. Con ese principio, la empresaria guía su idea de bienestar social: compartir, ayudar y generar prosperidad colectiva. Ella era la mayor de cinco hermanos, y desde muy joven apoyó a su mamá en su cuidado. Y sigue siendo un respaldo importante para su familia.

Sin miedo a los baches de la vida
Juanita no creció entre privilegios, aunque el tema de los camiones le trae buenos recuerdos, porque su papá era chofer de una unidad, y siendo niña le gustaba ayudarle a bajar mercancías. Pero su verdadero interés por el transporte surgió como una oportunidad de negocio, no como una pasión infantil, narra.
Estudió Comercio Internacional en la Universidad de Guadalajara, y egresó justo en la antesala de la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), una coyuntura que transformó el panorama del comercio en México.
Su primer empleo fue en una empresa norteamericana, donde destacó en el área comercial. Un recorte inesperado la dejó fuera, pero pronto halló acomodo en otra compañía, también estadounidense, enfocada en el transporte comercial en la Unión Americana.
En ese momento identificó un área desatendida del mercado: los clientes requerían servicios del lado mexicano, y nadie los estaba ofreciendo. Ahí nació su impulso emprendedor y, no mucho después, su propia empresa.
Mexicanos, los más trabajadores
Juanita reconoce que su paso por empresas estadounidenses le brindó formación valiosa: estructuras sólidas, métodos, visión de negocio. Pero también reconoce que los mexicanos superan en entrega y compromiso: “Ellos apagan el teléfono a la hora de salida. Nosotros estamos al pie del cañón, sin importar la hora”. Esta disciplina y amor por el trabajo fueron clave cuando decidió lanzarse por su cuenta.
Durante años se desempeñó en múltiples áreas, desde ventas y operaciones hasta docencia, lo que le dio una comprensión integral de cómo funciona una empresa logística. Poco a poco, de un cliente pasó a dos, luego tres… y más de veinte años después, su empresa sigue creciendo. Tiene cinco sucursales en los estados de Jalisco, Guanajuato y Chihuahua, así como en Nuevo Laredo, Tamaulipas, y en Laredo, Texas.
Liderazgo con sensibilidad
Desde la vicepresidencia de CANACAR, Juanita ha impulsado programas de capacitación para que las mujeres se conviertan en operadoras de transporte pesado y puedan mejorar sus ingresos.
Reconoce que su llegada a la representación gremial no fue fácil. Primero estuvo obligada a prepararse en temas que desconocía. También debió superar el bullying, porque cada mes sus compañeros amenazaban con sustituirla por un hombre. Sin embargo, su compromiso con el organismo le ha permitido permanecer en el cargo, donde lleva más de dos años.
Reconoce los retos
Para Juanita, uno de los aprendizajes más importantes es valorar el tiempo. “Cuando eres joven, crees que tienes toda la vida. Pero el tiempo es el único recurso que no se recupera”. Por eso, busca enseñar a sus colaboradores —y a sí misma— a equilibrar el trabajo, la familia, los amigos y la comunidad. Sabe que el camino de las mujeres está lleno de piedras, pero no se trata de quitarlas, sino de aprender de ellas, menciona.
La visión y la perseverancia han hecho de Juanita una empresaria de éxito, pero también una líder que transforma y una mujer que abre puertas para ayudar a otras.