Michelle Greicha Frangie

Presidenta del Patronato del DIF Zapopan, empresaria y podcaster
Vocera del servicio, madre con causa y líder de corazón
“Hoy, más que nunca, estamos en un momento crítico en temas de liderazgo. Me parece vital destacar que no siempre quien mueve a las masas es un verdadero líder. Urge que todos pongamos los ojos en los buenos líderes, que verdaderamente impactan en su entorno.”
Michelle Greicha Frangie es una mujer de muchas facetas. Presidenta del DIF Zapopan desde 2021, empresaria en el sector educativo, psicóloga de formación, políglota, exalumna de francés de La Sorbona, y madre de dos hijos. Pero por encima de todo, Michelle se reconoce como una mujer perseverante y profundamente comprometida con el bienestar de los demás.
Gracias a su interés en la formación de la niñez y motivada por su esposo, Álvaro, fundó el kínder Mini Miney Moe. Es además creadora del podcast El poder del servicio, donde visibiliza el esfuerzo de hombres y mujeres que contribuyen al desarrollo de la comunidad.
Con 40 años y una historia marcada por el esfuerzo, la empatía y el servicio, Michelle no tiene miedo de describirse como una mujer “terca”, en el buen sentido: “Cuando me propongo algo, no me detengo hasta lograrlo”. Esa convicción la ha llevado desde a dar clases hasta liderar uno de los organismos más sensibles del gobierno municipal. Llegó a ese lugar por invitación de su tío, el presidente municipal Juan José Frangie Saade.
Mamá presente, mujer activa
A Michelle le gusta decir que su papel como madre no ha sido difícil. El secreto, admite, está en el equipo que ha construido con su esposo Álvaro. “Él viaja ligero de equipaje. Me deja brillar, me deja ir y venir, y eso hace todo mucho más fácil. Es un marido que apoya y no hostiga.” Juntos han formado una familia con dos hijos, Juan Álvaro y Patricio, a quienes crían con valores sólidos y una visión amplia del mundo. “Hemos hecho un gran trabajo en maternar y paternar”, afirma.
Y aunque su agenda diaria comienza a las 4:30 a.m. y está llena de responsabilidades públicas, Michelle asegura que siempre encuentra el momento para priorizar a sus hijos. “Ellos lo saben. He cancelado eventos si uno se enferma, porque por más compromisos que tenga, siempre serán lo primero. Pero también los estoy educando para entender que su mamá trabaja, y que lo hace con el propósito de ayudar.”
Romper con la culpa
Para muchas madres que trabajan, la culpa es una constante. Michelle lo sabe, pero no se deja dominar por ella. “Lo más difícil de superar es esa sensación de culpa por no estar todo el tiempo con los hijos. Pero yo nunca la he sentido. Al contrario, siempre digo: ojalá que ellos se encuentren una mujer tan activa como yo.”
Desde su experiencia, Michelle invita a las madres a replantear el modelo tradicional. “No tenemos que elegir entre ser madres o ser mujeres plenas. Podemos ser ambas. Si nos organizamos, si tenemos el acompañamiento adecuado, y si transmitimos a nuestros hijos que nuestro trabajo también es una forma de servir y de amar, el resultado es maravilloso.”
Su anhelo, dice, es que sus hijos crezcan admirando a mujeres independientes, con proyectos propios y con el deseo de dejar una huella positiva en el mundo. “Quiero que el día de mañana ellos elijan a una mujer que se sienta útil en la sociedad, que aporte, que sea feliz. Esa es la mejor lección que puedo dejarles.”
Vocera del servicio
En su papel como presidenta del DIF Zapopan, Michelle ha hecho del servicio su bandera. Pero no es un eslogan vacío: lo vive desde la convicción y la empatía profunda. “Vengo de una familia que pasó muchas carencias, y que se caracterizaba por el servicio a los demás. Tengo tatuado el tema de servir”, asegura. Miembro de la comunidad libanesa de Guadalajara, Michelle Greicha tuvo la oportunidad de vivir un año en el Líbano y sabe comunicarse en árabe… “Es algo que casi nunca platico. De hecho, me tocó una guerra estando allá. Tuvimos que dejar de estudiar por dos meses, porque nuestra escuela era un espacio de refugiados”, cuenta.
Michelle sabe lo que es vivir en un territorio en conflicto. “Es terrible, terrible, terrible”, enfatiza. Esas vivencias marcaron a su familia, que mantiene un constante espíritu de lucha y de salir adelante ante las calamidades.
Procurando el bien de otros
Una de sus mayores preocupaciones desde que asumió el cargo ha sido agilizar los procesos de adopción. “No puede ser que los niños pasen años en los albergues. Mi tarea es lograr que tengan un hogar, lo más pronto posible”. Y no se detiene ahí. En 2023 lanzó su podcast como “vocera del servicio”, un espacio desde el que busca despertar conciencias.
De las aulas al gobierno
Antes de llegar al gobierno, Michelle ya había dejado huella como emprendedora. Fundó un kínder que hoy atiende a casi doscientas familias y sigue funcionando con eficiencia, aunque ahora ella esté enfocada en el DIF. “Mis colaboradoras saben cómo pienso. Puedo ver que pintaron una pared y decir: ‘Yo también lo habría hecho así’. Me llena de orgullo saber que el kínder sigue con el corazón con el que lo creamos”.
Aunque su entrada al gobierno no fue planeada, Michelle ha encontrado ahí un canal de realización personal. “Me encanta la política, pero mis hijos me ponen un freno de mano. Y mi mamá también espera que el gusto se me acabe en el DIF… aunque yo le digo que la última palabra la tiene Dios”. Y es que Michelle no niega que ha cambiado en estos años: “Estaba en una burbuja. No me había dado cuenta de cuánta necesidad hay”.
A otras mujeres que buscan desarrollarse profesionalmente sin dejar de lado a sus familias, les recomienda dejar atrás el juicio y abrazar la posibilidad de ser todo lo que sueñan.