Jeanett Robles Morales

Vicerrectora académica UNEDL
Liderazgo con raíces familiares
“La verdadera fuerza de un líder está en su equipo. Todos podemos ser líderes si sabemos sumar con otros las capacidades físicas, intelectuales y hasta aquello que nos hace diferentes. Es la unión de estas cualidades la que genera sinergia y empatía para alcanzar las metas.”
En el universo de las mujeres líderes que han dejado huella desde la educación y la empresa, Jeanett Robles Morales destaca por su trayectoria sólida, su vocación genuina y una filosofía de vida que combina la pasión por transformar la sociedad con la convicción de que el amor es el eje central de toda formación.
Actual vicerrectora académica de la Universidad Enrique Díaz de León, institución fundada por sus padres, Jeanett ha recorrido cada rincón de la institución: desde el archivo muerto, pasando por el rol de secretaria y maestra de educación básica, hasta convertirse en directiva. Con preparación académica que incluye Derecho, Psicología Educativa, una maestría en Administración de la Educación y un doctorado, en su camino la ha impulsado siempre un motor poderoso: la pasión por educar.
Paso a paso
Sentada en su oficina, rodeada de libros, recuerdos familiares y fotografías que cuentan la historia de una vida dedicada a la educación, Jeanett refleja su esencia: mujer, madre, empresaria, líder y, sobre todo, un ser humano profundamente comprometido con el servicio. “Soy muy entregada a lo que hago, estoy comprometida con la vida, con la familia y con la sociedad”, dice sin dudar.
Jeanett no llegó a su puesto por herencia ni por apellido. Aunque sus padres fundaron la universidad, ella y sus cuatro hermanos sabían que, en su casa, los cargos se ganaban, no se regalaban. “Al día siguiente de nuestra fiesta de 15 años, ya sabíamos que tocaba ir con la secretaria de mis papás para que nos asignara una tarea. Mi primera chamba fue en el archivo muerto de la universidad”, recuerda con una sonrisa nostálgica. Desde entonces, cada peldaño lo ha subido con esfuerzo, formación constante y pasión genuina por la enseñanza.
Madre presente
A los 19 años Jeanett ya era mamá, y desde entonces tomó una decisión firme: ser una madre presente sin dejar de crecer profesionalmente. Haber tenido padres ejemplares es algo que agradece profundamente. Fundadores de una escuela que se volvió una opción para quienes no encontraban espacio en la universidad pública, ellos contagiaron a sus hijos la vocación por la educación. “Fueron nuestros maestros en la vida, y también en la academia”, indica.
“Mi mamá fue una mujer admirable, pero ausente. Trabajaba todo el día. Yo sentí que no tenía una mamá, sino una maestra. Por eso, cuando fui mamá, me prometí estar presente. Nunca dejé de trabajar ni de estudiar, pero lo hacía cuando mis hijos estaban en clases. Decidí no quitarle la mamá a la familia”, comparte
Liderazgo sin egoísmo
Su compromiso se refleja también en su visión del liderazgo. Para Jeanett, ser líder no significa dar órdenes, sino construir junto con otros. “Creo que el liderazgo se trata de sumar siempre, hacer sinergia, ser empático con el otro. La fuerza del líder está en su equipo.”
Y ella lo ha hecho a través de la formación. Se tituló como abogada, pero su vocación la llevó a especializarse en Psicología Educativa, Administración de la Educación y, finalmente, a obtener un doctorado en Educación. “Estudié todo lo necesario para comprender el mundo de la enseñanza, desde lo humano, lo técnico y lo administrativo”.
Además de su rol en la universidad, Jeanett decidió emprender fuera del ámbito académico. Su gusto por la moda y el bienestar la llevó a abrir una boutique, que hoy administra su hija, y un spa junto con su mamá. “Fue una forma de conectar con mi mamá también. Ella siempre fue guapa, arreglada, impecable. Nos apoyó mucho en ese proyecto antes de su muerte”, dice con orgullo y con resignación, porque su mamá fue una de las muchas víctimas de la pandemia de covid-19.
Educación con propósito
La Universidad Enrique Díaz de León no nació como un centro educativo más. Se fundó con el ideal de brindar oportunidades a quienes no lograban acceder a las instituciones públicas ni podían pagar las privadas. “Aquí crecimos y aprendimos a amar a la universidad”, dice Jeanett. Y se nota que ese amor ha sido el motor para perfeccionar un modelo educativo profesional, humano y con impacto social. “Cuando se educa con calidad y con humanidad, podemos transformar una sociedad, incluso un país entero”, afirma con convicción.
La familia como eje
Jeanett destaca que educar no solo es labor de las escuelas. La verdadera educación se inicia en casa. “El respeto, la libertad de expresión y el amor son bases esenciales. En casa tenemos un decálogo familiar donde reconocemos que podemos cometer errores, pero lo más importante es saber perdonar y levantarse todos los días para seguir trabajando por nuestros sueños.”
Ella y su esposo han construido una familia basada en la comunicación y la empatía. “Educar con amor significa formar hijos que quieran estar con su familia, no que se sientan obligados. Es el trabajo más difícil, pero también el más gratificante”, admite.