Olga Navarro Benavides, fiel a sus convicciones por la transparencia

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entrevista

Olga Navarro Benavides, comisionada presidenta del Instituto de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales del Estado de Jalisco (ITEI), es una mujer de principios firmes, convicciones claras y un compromiso inquebrantable con el bien común. Como presidenta del ITEI, su vida profesional y personal está marcada por la búsqueda de la justicia y la transparencia. La suya es una historia de éxito profesional, y de un equilibrio poco común entre la vida familiar y la lucha por romper barreras de género en el ámbito público.

Por Gabriela Chávez, Fotos José Topete

Olga recuerda su primera etapa en el ITEI, de 2005 a 2007, como formativa. Después participó por dos años en la Unidad de Transparencia del Ayuntamiento de Guadalajara, a invitación de Verónica Gutiérrez, esposa del senador Clemente Castañeda. También laboró en la iniciativa privada antes de regresar al ITEI, porque en 2009 recibió la invitación para integrarse como coordinadora de Comunicación Social en la Universidad Panamericana en Guadalajara, para luego ser la responsable de Protección de Datos Personales y profesora. En 2015 fue consejera suplente de manera temporal en el organismo, y en 2023, ante la renuncia anticipada de Cynthia Cantero como presidenta, Olga decidió participar en la convocatoria. “Tuve que vencer mis temores y, como siempre digo, el ‘no’ ya lo tengo, por eso hay que ir por el ‘sí’.”

Convicciones que guían el camino
Desde temprana edad, Olga Navarro tuvo claro que su vida debía estar regida por convicciones firmes. Esto la llevó a ser una defensora incansable de los derechos ciudadanos en cuanto al acceso a la información y la protección de datos personales. Hoy, ante los cambios y los retos que plantea la inteligencia artificial, el ITEI está impulsando una iniciativa en materia de ciberseguridad para la protección de datos personales. “Queremos que Jalisco sea también pionero en la innovación para el desarrollo de nuevas tecnologías en este tema”, agrega. Sin embargo, las reformas que buscan desaparecer a los organismos autónomos como los conocemos, “para que las tareas pasen directamente al gobierno y sean las propias autoridades las que determinen si entregan o no información, es un gran riesgo para la transparencia”, opina.

Familia: el pilar de su vida
A pesar de las exigencias de su cargo, Olga siempre ha encontrado la manera de mantener el equilibrio entre su vida personal y profesional. “El mejor momento de mi vida fue la llegada de mis dos hijos, Luis Antonio e Isabela”, comparte, pues asegura que la maternidad le ha traído alegría, pero también retos.
Olga enfrentó la dolorosa pérdida de dos bebés, una experiencia que la marcó profundamente, pero también la fortaleció. “Sé que están acompañándome desde el cielo”, dice con serenidad. Su esposo, Juan Pablo, ha sido su compañero incondicional. Olga describe su matrimonio como una relación basada en el amor y el respeto mutuo. “Él ha sido un pilar en mi vida”, afirma, reconociendo que su apoyo ha sido clave para cumplir sus responsabilidades.

Un enfoque feminista equilibrado
Olga se autodefine como feminista, pero con una visión particular. No busca enfatizar las diferencias entre hombres y mujeres, sino las coincidencias que pueden llevar a una mejor convivencia y cooperación entre ambos. “Tengo padre, hermanos y un hijo varón, por lo que creo que ambos debemos caminar juntos”, expresa con convicción.
En su carrera, Olga ha luchado por romper techos de cristal, enfrentando obstáculos donde menos los esperaba. “He tenido puestos iguales a los de los hombres y he ganado menos”, comenta. A pesar de las dificultades, nunca ha dejado de luchar por la equidad de género, convencida de que hombres y mujeres deben tener oportunidades y derechos iguales en el ámbito laboral. Esta perspectiva ha sido clave en su cruzada por implantar políticas de trabajo más flexibles y equitativas.
Gran parte de esta visión la adquirió siendo adolescente, gracias a su madre, quien es abogada y la invitó a conocer el Parlamento de Mujeres en el Congreso de la Unión. Ahí, su mamá participó en la tribuna para explicar las implicaciones para México del tratado internacional en pro de la mujer y contra la violencia femenina.

Equilibrio entre lo personal y profesional
Para Olga, el equilibrio entre la vida familiar y el trabajo es fundamental, pues está convencida de que las personas deben tener tiempo para su familia, especialmente en momentos importantes de la vida de sus hijos. “Todos podemos ser sustituidos en el trabajo, pero no en la familia”, señala con firmeza. Su compromiso con esta idea la ha llevado a impulsar políticas de trabajo que permitan a sus colaboradores conciliar mejor ambas esferas, y fue pionera en instrumentar prácticas de trabajo remoto y permisos flexibles para mujeres y también para hombres, de manera que puedan estar presentes en eventos importantes de la vida de sus hijos.

Una infancia de amor y esfuerzo
Si bien sus padres no provenían de familias acomodadas, siempre se esforzaron por dar lo mejor a ella y a sus hermanos. Su padre, originario de Los Altos de Jalisco, estudió en el extranjero, y a su regreso comenzó a laborar en la Ciudad de México, donde contrajo nupcias y se dedicó a trabajar sin descanso para brindar una vida mejor a su familia.
A pesar de las dificultades económicas, Olga siempre se sintió amada y valorada. “Me hicieron sentir especial, y eso me dio la autoconfianza que llevo conmigo hasta hoy”, afirma. Su relación con sus dos hermanos fue fundamental para su crecimiento personal, y de ellos aprendió a ser fuerte y resiliente.

El legado de la honestidad
Uno de los principios más importantes que Olga heredó de su padre fue la honestidad. Él trabajó en Pemex y, a pesar de las tentaciones y presiones, siempre mantuvo una conducta ética intachable. “Nunca tuvimos mucho dinero, pero lo que teníamos era fruto de un trabajo honesto”, dice con orgullo.
A finales de 1994, en medio de una de las perores crisis financieras en México y el mundo, su padre se vio obligado a buscar trabajo extra, por lo que comenzó a colaborar con artículos en periódicos nacionales. Vivían en un pequeño departamento, que Olga recuerda como un lugar muy hermoso, y en las madrugadas llegó a ver a su papá afanado en terminar su colaboración periodística, y eso le provocaba cierta tristeza, pues sabía que su papá estaba cansado de trabajar. “Pero aún así, cumplía con su responsabilidad por amor a su familia”, dice sin contener unas lágrimas.
Ese ejemplo de integridad fue fundamental en la carrera de Olga, quien ha aplicado esos mismos principios en su trayectoria. De alguna manera, ese ejemplo también la llevó a convertirse en licenciada en Comunicación y Periodismo por la Universidad Panamericana.

Carrera por la transparencia
El camino de Olga en el mundo de la transparencia comenzó de manera inesperada. Estaba estudiando cuando la invitó a trabajar en el ITEI su primer presidente, sin imaginar que el aparente empleo temporal se convertiría en una carrera de casi dos décadas, y que la llevaría al cargo más alto.
Está convencida de que desde la función pública se puede trabajar por el bien común, y a lo largo de su carrera ha demostrado que es posible ser una servidora pública comprometida con los intereses de los ciudadanos.
A pesar de los logros alcanzados, Olga sigue teniendo sueños y aspiraciones. Como mujer de fe, está convencida de que su trabajo en el ITEI es parte de un plan más grande. “Soy muy creyente en Dios”, confiesa, y ve su carrera como una serie de “diosidencias”, momentos cuando el destino la ha guiado adonde debe estar.
Olga sueña con seguir contribuyendo a una sociedad más justa y transparente, y también con continuar siendo un ejemplo para sus hijos y para otras mujeres que, como ella, buscan equilibrar una carrera profesional exitosa con una vida familiar plena.

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